“Cóndores no entierran todos los
días” es una novela, escrita en 1971, por el colombiano Gustavo
Álvarez Gardeazábal.
La obra se sitúa a mediados del
siglo XX, en Tuluá-Colombia. Para ese entonces, el país estaba sumido en la
trágica violencia marcada por la guerra y discusiones entre los dos partidos
políticos: el partido Liberal y el
partido Conservador. Por su parte, el
primero, buscaba innovar e ir con ideas nuevas, ajenas a la tradición; en cambio,
el segundo, está más a favor de conservar lo común y las normas ya establecida,
en lugar de buscar nuevas cosas. Tras el asesinato de Jorge Eliécer Gaitán el
conflicto fue impulsado debido a la muerte de esta figura liberal.
Al inicio se nos introduce en el
caos que rodea a Tuluá (sitio donde se desarrolla la mayor parte de la novela), explicándonos a la vez ciertos
actos execrables que se cometían; tales como la invasión y masacres, causadas
por las guerras entre los partidos políticos. Durante las primeras páginas se
relata el acto heroico del protagonista, León María Lozano, quien se opone a la
turba liberal que estaba causando estragos, impidiendo que quemasen el Colegio
Salesiano y controló a la chusma que atacaba al pueblo. Esta acción lo llevó a
obtener el respeto y admiración del pueblo liberal. Al vivir en medio de una
población que en su mayoría eran liberales, siendo él un fiel conservador, se
sentía discriminado muchas veces, debido a sus ideales políticos. Es un hombre
que viene desde abajo, en la pobreza, pasando de trabajar en una librería,
hasta llegar a tener un puesto en la galería vendiendo queso; sufre de asma, viéndose
muchas veces preocupado y en peligro por ello; católico fiel que siempre asiste
a la misa de seis.
En el inicio se nos va contando
la vida del protagonista: sus amoríos, sus esfuerzos, su familia, su relación
con la sociedad… y la de diversos habitantes de Tuluá, dando a conocer ciertos
hechos que aún no ocurren en el libro sino hasta más adelante, advirtiéndonos sobre
hechos de distinta clase. Nos encontramos además con personajes como: Misiá
Obdulia, madre de León María; María Luisa de la Espada, primera mujer del
protagonista, con quien tuvo dos hijas; Agripina, última mujer de León María;
Amapola, hija del protagonista; Celín, guardaespaldas de León María; entre
otros.
Tiempo después, debido a su
historia que se divulgó en diversas zonas, llega a ser nombrado presidente del
directorio municipal conservador. Debido a tal cargo tan importante, el poder
de León María aumenta y así también el poder del partido conservador. Por
desgracia, el personaje llega a ser corrompido por su cargo, ocasionando un
sinfín de masacres a todo aquel que se opusiera al partido conservador, guiado
por su fanatismo político.
León María Lozano integra una
banda llamada “Los pájaros”, la cual se dedica a asesinar liberales y
cualquiera que se oponga o perturbe el mandato de León María. Al ser él el
líder del grupo, recibe el alias de “El Cóndor”. Llega a un punto en que,
además de ultimar liberales, también acaba con aquellos conservadores que no sean
muy fieles al partido o demuestren algo de indiferencia.
La narración es atrapante,
siguiendo una secuencia bien llevada, sin caer en la densidad, más allá de los
nombres nuevos que suelen aparecer con constancia; sin embargo, su explicación,
desarrollo y prosa, logran hacer de Cóndores no entierran todos los días
una obra que consigue narrar –sin caer en la pedantería o aburrimiento– el
conflicto y violencia en Colombia, durante una época tan funesta, llena de
masacres y tragedias.
Calificación final: 8.8
Una pluma excelente de Gustavo Alvarez Gardeazabal, dos veces elegido Alcalde de Tulua, para entender, analizar y concluir en sus escritos de su obra "condores no entierran todos los dias" y gran obra "Perorata"; que desde esos tiempos de violencia no somos ajenos a lo que estamos viviendo en Colombia. Un abrazo.
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