lunes, 27 de noviembre de 2017

Reseña: "Angelitos empantanados o historias para jovencitos", de Andrés Caicedo

Angelitos empantanados o historias para jovencitos”, es una obra póstuma del escritor colombiano Andrés Caicedo.
Es una de las obras más famosas del escritor, más que por su originalidad quizás por su valor simbólico y representativo de una sociedad. Es una novela que se divide en tres capítulos: “El pretendiente”, “Angelita y Miguel Ángel” y “El tiempo de la ciénaga”.
Cuenta la historia de Angelita y Miguel Ángel, dos jóvenes de la clase alta, quienes se enamoran y se topan con las trivialidades del amor juvenil, y con la bruma existencial que se les presentan en medio de aquel aburrimiento que les brinda la fortuna, puesto que pese a las fiestas, los amigos, los lujos, se hallan con agonías. Podría decirse que pese a tener una vida burgués, llevan una existencia aburrida.
La primera parte del libro es narrada por un enamorado de Angelita y sin embargo sus planes no resultan tan gratificantes para ese amor, mas sí para su futuro. En este pasaje, el escritor nos desvela una visión sobre el destino de los amados, que consiguen triunfar sobre las esperanzas del frustrado “Pretendiente”.  
Luego, en el segundo pasaje, entran a describir a profundidad la vida de Angelita: su alcohólico padre; su frustrada madre; su extraño hermano… y sus complejos, que son aliviados por el drama del amor con Miguel Ángel, del cual se nos ilustrará durante los dos capítulos finales, contándosenos los problemas y destinos por los que pasará aquel amor.

«Y mi mundo mide 3x1.76 metros. Y mi mundo posee 3 centímetros de cielo limpio, más allá de los árboles, más allá de los edificios de 52 pisos que levantaron al otro lado del alambre de púas, y que me robó casi todo el cielo de mi mundo».


Miguel Ángel, es un muchacho que vive con una madre que permanece desalentada y en cama, curioso por nuevas amistades; Angelita, una joven que se enfrenta a una situación familiar difícil. Algo que puede sonar absurdo a simple vista, pero que toma sentido al leerse el libro, es el detalle que, ambos personajes poseen el cuidado de policías en sus casas y el que Angelita le pide el favor a Miguel Ángel que siempre le despierte a cierta hora, ya que, por su propia cuenta le es imposible y cuando su papá se encarga de ello, sus padres terminan pelándose.     
La novela a simple vista puede parecer simple; empero, es el reflejo de las experiencias juveniles. La prosa de Caicedo, la vida de los personajes que, pese a parecer simple, se desenvolverá en dramas, y que sirve como reflejo en menor grado, de la violencia y conflictos de Cali, por aquellas épocas de 1970, donde aquellos jóvenes burgueses interactuaban con muchachos conflictivos de la clase baja, llenos de problemas y malicias, donde descubrimos un paralelo entre diferentes clases sociales, pero que, al final, terminan igualmente en angustias.
El libro es fácil de leer y da la impresión de que vaya dirigido más a un público semejante a los protagonistas de la historia. Su lectura me pareció afable, por la forma en que se construye y desarrolla. Si bien no es lo mejor de su autor, sirve como introducción a su literatura y como lectura amena, ligera; no obstante, con la calidad literaria característica de Andrés Caicedo.

viernes, 24 de noviembre de 2017

Reseña: "Apología de Sócrates", de Platón

Apología de Sócrates”, es una obra del filósofo Platón, encargada de narrar cierta perspectiva de la defensa de Sócrates ante el tribunal ateniense, que le acusaban de corromper a la juventud y no creer en los dioses griegos.  

«Si creéis que matando a los hombres evitaréis que alguien os reproche vuestra vida irregular, no razonáis con rectitud. Pues vuestro comportamiento no es eficiente ni digno, y sólo hay uno más bello y noble: tratar de que cada uno llegue a ser lo mejor posible. »


Sócrates, el filosofa probablemente más importante para la historia de la filosofía en occidente, puesto que es este quien consigue imponer un comienzo a esa racionalidad que se venía presentando años antes por parte de sus antecesores, los llamados presocráticos. Y este apelativo sirve para reiterar su importancia en el tiempo. Es en esta obra que nos dirigimos a un periodo importantísimo de la historia, donde verdaderamente la filosofía pasa a crear al primer eterno Sócrates, puesto que es con este suceso, con su muerte, que nace el Sócrates eternizado y aclamado por muchos que los eruditos conservan hasta hoy y conservarán hasta el mañana lejano, sin que deje de causar interés, tanto su vida como sus pensamientos, los cuales vendrían a ser lo mismo que su propia vida, puesto que durante la defensa de su existencia, estaba también intentando salvaguardar su razón, que era lo que le otorgaba vida y lo que se encargó de inmortalizar su vida, la cual se fundió con los otros aspectos.
Leí este libro por vez primera a mediados de este año, y ya que lo releí este mes en busca de cierta frase que no había señalado, aprovecho para –además de volver a jactarme con sus páginas–, hacerle una reseña a tal creación, digna de ser reseñada, estudiada, y aplaudida.  
La obra parte desde la propia voz de Sócrates, quien desde el inicio domina audazmente el tema, buscando su salvación; mas no humillándose ante sus acusadores, si no, demostrando con razón por qué los cargos por los que se le señalan son insustanciales, llegando hasta a dejar en ridícula las afirmaciones de sus acusadores, gracias a su construida argumentación.
En este dialogo socrático, el protagonista se expresa de una manera emotiva, donde se llega a sentir exaltada la filosofía y la sabiduría, por la forma en que se refiere a ellas y da valor de sus importancias. Además de ello, aparece aquí la célebre frase: “Solo sé, que nada sé”, donde más que admitir su ignorancia para abrirse a la adquisición del conocimiento, Sócrates responde a la incógnita que circundaba por el pueblo sobre si él era el más sabio de los hombres.
Tal incógnita fue contestada en afirmación por el oráculo de Delfos. Y como este –tenían la creencia los atenienses– jamás se equivocaba, Sócrates se dio, curioso, a la tarea de hallarle significada a tal premisa, puesto que no se consideraba tal cosa. Entonces nuestro filosofo acude donde los hombres que se jactaban o señalaban como los más sabios de Grecia, entre los que he de destacar a los poetas. Sócrates vio que en realidad estos no eran tal cosa que decían ser y hasta los encontraba inferiores en cuanto a cualidades cognoscentes. Y es entonces cuando por fin interpreta lo dicho por el oráculo: él era más sabio que todos los otros que se ufanaban de su saber, puesto que, pese a no saber mucho, era cognoscente de su ignorancia y al aceptarla, esto le acercaba más al conocimiento en el sentido que le permitía sobrepasar a aquellos pretencioso; por ende, era sí cognoscente y sabio, ya que no negaba su desconocimiento. Y por ello termina diciendo “solo sé que nada sé”. Aunque la frase en verdad es más larga, y esta que leemos es una síntesis de la original, la cual es la siguiente:
“Este hombre, por una parte, cree que sabe algo, mientras que no sabe [nada]. Por otra parte, yo, que igualmente no sé [nada], tampoco creo [saber algo].”
Así, el filósofo logra contradecir el argumento acusatorio, en un extenso discurso que consigue darle la vuelta a la verosimilitud de las declaraciones. Pese a su prolongamiento, esto es necesario para que su defensa sea hermética. Alguien le pregunta:     
«¿No te avergüenza, Sócrates, el que te veas metido en estos líos a causa de tu ocupación y que te está llevando al extremo de hacer peligrar tu propia vida?»
A éstos les respondería, y muy convencido por cierto:

«Te equivocas completamente, amigo mío, si crees que un hombre con un mínimo de valentía debe estar preocupado por esos posibles riesgos de muerte antes que por la honradez de sus acciones, preocupándose sólo por si son fruto de un hombre justo o injusto. Pues, según tu razonamiento, habrían sido vidas indignas las de aquellos semidioses que murieron en Troya, y principalmente el hijo de la diosa Tetis, para quien contaba tan poco la muerte, si había que vivir vergonzosamente, que llegó a despreciar tanto los peligros, que, deseando ardientemente matar a Héctor para vengar la muerte de su amigo Patroclo, a su madre, la diosa, que más o menos le decía: "Hijo mío, si vengas la muerte de tu compañero Patroclo y matas a Héctor, tú mismo morirás, pues tu destino está unido al suyo”. Después de oír esto, tuvo a bien poco a la muerte y el peligro, temiendo mucho más el vivir cobardemente que el morir por vengar a un amigo, replico: “Prefiero morir aquí mismo, después de haber castigado al asesino, que seguir vivo, objeto de burlas y desprecios, siendo carga inútil de la tierra, arrastrándome junto a las naves cóncavas”.»

Cabe aclarar que, esta no es una obra que pretenda estudiar de forma minuciosa ciertos temas y filosofar a profundidad, o ser un libro para ser analizado por eruditos que presumen de comprender a Kant, Schopenhauer, Nietzsche, Hegel… Pretende más bien, solo enseñarnos una perspectiva sobre la condena injusta de Sócrates, más allá de las cualidades que el lector le encuentre desde su subjetividad. De hecho, su comprensión no es lidiosa y es de esos libros por los cuales se puede comenzar a leer directamente a los filósofos –en este caso, a Platón.    

En el libro se habla constante de la sabiduría, la muerte... Al Sócrates estar expuesto a una condena de muerte, este se da a la tarea de expresar su tranquilidad ante la idea del más allá, puesto que para él, temerle a la muerte sin conocerla, es presumir de conocer algo que se desconoce. Y ya que no tiene pruebas de si es mala o buena, no se inmuta ante el pánico; la vislumbra con entusiasmo y optimista, creyendo que encontrará la respuesta al enigma que turba a muchos: ¿qué ocurre al morir? Esta pasión por el conocimiento que sobrepasa los temores, por medio de la curiosidad digna de un científico y filósofo, sumadas a la defensa del valor de la filosofía y de la sabiduría, expresados de forma serena y clara, hacen de la Apología de Sócrates una obra emotiva y afable que brinda perspectivas sobre estos temas, capaz de anidar esa sensación de asombro y reflexión en el lector.



  

lunes, 13 de noviembre de 2017

Reseña: "Ben-Hur", de Lewis Wallace

Ben-Hur” (título original: Ben-Hur: A Tale of the Christ, literalmente Ben-Hur: una historia de Cristo), es una novela épica, del escritor estadounidense Lewis Wallace, publicada en 1880.

Probablemente una obra cuyo nombre es famoso gracias a la película basada en esta. Pertenece también al género de Novela histórica, ya que se centra en un periodo histórico muy importante: los tiempos de Jesús, extendiéndose hasta los inicios del cristianismo. Se aprovecha de la historia para que la ficción al entrelazarse con la realidad, se confunda y consigan una emocionante historia donde las referencias y sucesos abundan con gotas de acción y drama.  
Durante las primeras líneas, se delinean los paisajes hebreos, por donde pasa un hombre el cual se describe con minuciosidad. Más adelante, dicho individuo se encuentra con otros tres semejantes a él, quienes viajaban por un mandato de fe proveniente del mismo Dios, quien le iluminó a cada uno, miembros de diferentes religiones (un indio; un griego y un egipcio). Nos enteramos, gracias al testimonio de cada uno, que, tales hombres eran Baltasar, Melchor y Gaspar –los tres reyes magos–. En esta parte la curiosidad se manifiesta, por la intervención de tales figuras dentro de la ficción.  
En los siguientes capítulos, se narra la travesía de aquellos en busca de aquel que había nacido Rey de los Judíos. No es hasta después de esto que, aparece la persona que le da título a esta novela: Judá, Ben-Hur.    
Judá es un muchacho de fe cristiano, de espíritu guerrero. Tras muchos años separados, su amigo Messala vuelve a Jerusalén, llevando cinco años de vivir en Roma. Al volver, su antiguo ser había desaparecido, puesto que había adquirido los dioses, pensamientos y costumbres del pueblo romano. Discutiendo sobre las diferentes deidades a las que alababan y sobre los logros de cada lugar, Messala hiere el corazón de su amigo, por sus arrogantes y pedantes palabras, las cuales humillaron al pobre Judá.
Ben-Hur, interpretado por Charlton Heston

A pesar de los años de ausencia, desde aquel día en que se volvieron a ver, esa amistad se rompió. Más adelante, mientras Ben-Hur se lamentaba en el techo de su casa, pasaba el emperador Graco en compañía de sus hombres, y en esas, por accidente, un ladrillo cayó sobre este. Messala le delata con fines malévolos y debido a esta malaventura, la familia Hur pasará al miserable martirio… Ben-Hur es condenado a la esclavitud, mientras que sus riquezas quedan en manos del gobernador. Y así, no vuelve a saber nada de su familia, siquiera si viven o mueren.

“El joven judío sintió afirmarse su resolución de aniquilar a toda costa a su enemigo; aunque tuviera que arriesgar su vida, le humillaría. Premio, apuestas, honores, amigos, todo aquello que excitaba a los otros no tenía para él interés alguno; todo dejaba de existir ante su implacable propósito de venganza.”

El punto del libro consistirá en la aventura agotadora por la que pasará Ben-Hur para huir de esa esclavitud, para así, conseguir sus dos anhelos. El primero, venganza de aquel que pisoteó su honor y le humilló sin piedad; el culpable de esa condena: Messala. Y, el segundo, recuperar a su mamá y su hermano, lo cual será lo más arduo. Además de ello, tendrá gran influencia en la historia el personaje de Jesucristo, puesto que, al enterarse el protagonista de que ha llegado el hijo de Dios al mundo, desea buscarle para venerarlo, entusiasta de conocerle.  Jesús pasará incluso a ser un personaje más, encargado de conectar y guiar la historia hacia su fin, participando en ella de manera considerable.   
Uno de los factores más destacables del libro es precisamente ese ingenio que tiene el autor para relacionar la historia con la ficción, donde, sin importar la religión que tenga el lector –o aunque no sea creyente–, termina envuelto por cómo interfiere la realidad en el drama. Gracias a esto, podemos adquirir conocimientos sobre aquellos tiempos: las costumbres, pensamientos y demás. Nos enteramos de las discusiones constantes de entonces, como la creencia en que el rey de los Judíos, más que un humilde sería un guerrero con corona; o, los conflictos que se daban entre los diversos pueblos, como Grecia, Roma, Jerusalén… debido a la divinidad bifurcada en cada zona.

Las pasiones que se desatan durante el transcurrir de las aventuras, aviva la emoción, que por momentos pueden verse heridas por la densidad de algunos capítulos y los diálogos, que, para algunos, como cualquier clásico épico, parecerán lidiosos, o para otros, cargados de un lenguaje hermoso.  
Historia, amor, venganza, acción, drama… serían las palabras que mejor describirían esta obra. El libro de Lewis Wallace, podrá crear distintas opiniones: unos la considerarán una intensa aventura, y otros una obra que por momentos se hace densa. En mi caso, me gustó mucho, por su detallista prosa; su léxico; sus personajes llenos de sentimientos; sus referencias históricas que intervienen con el drama ficticio, que se tornan sorprendentes… aunque deba reconocer que por instantes, me sentía en el mismo lado de quienes se les hace denso el libro en ciertas partes.  


   

lunes, 6 de noviembre de 2017

Libro y película: "El retrato de Dorian Gray | Diferencias


El retrato de Dorian Gray”, el libro de Oscar Wilde que comparte nombre con la adaptación cinematográfica de Oliver Parker –esto es lo más semejante a la novela, puesto que la película posee numerosos cambios notables–. Varios actos que se realizan en la novela aparecen también en la cinta, empero con una causa distinta.  
Empecemos por destacar lo más obvio: las emociones descritas por la prosa de Wilde, en la película pasan desapercibidas, donde los sentimientos de los personajes no son explicados de forma tan explícita y a veces parece que hasta los sucesos transcurriesen muy rápido. Eso y la agregación de incontables escenas sexuales, incluyendo escenas homosexuales. No obstante, esto es algo justificable, ya que si bien en el libro, el escritor no recurre a la más mínima escena sexual, sí es algo que podría inferirse y que debe estar en la película para que tome más carácter, sin contar el exceso de estas. Pero, ha de reconocerse que en el libro jamás es supuesta una escena sexual homosexual –si por aquellas fechas en que el libro fue publicado, Dorian fue criticado fuerte por el mero hecho de cómo creó a Basil, hubiese podido haber muerto por incluir la más diminuta parte de un coito homosexual–. Además, dicha escena que menciono, es realizada entre Dorian y Basil, cosa que en cambio no hay forma de cómo inferirse, ya que en la novela las relaciones entre estos dos amigos, llegan a un punto de distanciamiento tal que no brindaría la oportunidad de tales sentimientos.
"Ben Barnes", interprete de Dorian Gray

La obra comienza con una charla entre Basil y Lord Henry Button; mientras que en la película, comienza con la llegada de Dorian a la ciudad y eso que en el libro cuando se comienza la historia, Dorian ya estaba en la ciudad. Este conoce a Lord Henry en la casa de Basil, mientras que en la cinta lo conoce en una fiesta, semejante a cómo conoció a Basil. Y ello lleva a decir que se prescinde de aquella admiración que Basil guarda por Dorian y este rasgo pasar a ser un tanto más superficial en la película. Y cabe resaltar, que el coito entre el pintor y el joven apuesto no es producto de un amor mutuo, sino de un mero impulso de lascivia desenfrenada de este último.  
No obstante, es de laurear la actuación de los actores principales.
Siendo así, pasemos a otro personaje discreto, aunque importante: James Vane, el hermano de Sibyl Vane. Este es el encargado de vengar la muerte de su hermana, atentando contra la vida del joven Gray, cuando este se encuentra cerca de su final. De hecho, en la película, además de que omiten el detalle sobre si la muerte de Sibyl fue suicidio o no, también omiten la mala actuación que tuvo en la noche que Basil y Lord Henry fueron a verle. En lugar de eso, excusan que Dorian no fue por quedarse en una orgía, culpa de Henry y al llegar tarde discute con Sibyl porque le descubrió olor a otra mujer. Y así, logran evitar la parte de la mala actuación de la muchacha. En la cinta, tanto James como Sibyl saben del nombre real de Dorian, en lugar de llamarle “príncipe azul” o “príncipe encantador”. Y como saben de eso, fácilmente cuando Sibyl muere, el hermano llega a la casa de Dorian y le amenaza, hasta que años después –como en el libro–, le encuentra para vengarse, mas es engañado por la astucia y longevidad de Gray.  
En la adaptación agregan un viaje que realiza Dorian durante años. Al volver es que todos quedan anonadados por ver que aún conserva su belleza, mientras que ellos envejecen de forma irremediable. Por su parte, la novela se encarga de no recurrir a este salto; hace que los personajes sean testigos día a día de la hermosura eterna de Dorian, y descubren en cada amanecer aquella bendición –y maldición– que solo el muchacho posee, asombrándose no una vez tras varios años, sino siempre, en cada día con el pasar de los años. En su regreso del viaje, muestran a Dorian visitando la tumba de Sibyl. Es ahí cuando se encuentra con James, que le amenaza con un arma –como sucede en la obra, cuando va a ese centro de opio y una mujerzuela le llama “príncipe azul” y entonces lo reconoce–. A pesar de este cambio, la forma en que Dorian huye es la misma: aprovecharse de su juventud para engañarlo, haciéndole creer que tiene veinte años. Aunque esta escena se sintió muy fría, por el corto dialogo:

-He estado esperando esto muchos años. Sabía que volverías (esto le dice James mientras le apunta con la pistola).
-¿Cuántos años? Mire mi rostro. Tengo apenas veinte años.
Y así, James solo se lamenta y dice que casi comete un error y Dorian huye raudo.

James, algo parecido con el libro, muere cuando intenta matar luego a Dorian. Pero no por el disparo accidentado de un cazador, sino porque persiguiendo al muchacho, este se mete en un subterráneo y al caer al piso, entre dos vías de tren diferentes, estando él en una y James apuntándole parado en la otra, da la fortuna que por la vía donde estaba parado James pasa un tren, arrollándolo y él logra salir ileso.
Hay otros pequeños detalles como la omisión de la historia de los padres del protagonista y la omisión de sucesos transcurridos en el teatro donde actúa Sibyl Vane.  
A la izquierda, "Colin Firth", interprete de Lord Henry.

Entre uno de los cambios más importantes está la agregación de nuevos personajes, entre los cuales el más destacable es la hijo de Lord Henry –en el libro Lord Henry no llega a tener hijos–. Esta sirve como punto de conexión entre Dorian y el arrepentimiento, ya que en la obra nos dejan ver que al final, Dorian Gray, pese a sus pecados, se lamenta de ellos y desea cambiar. En la película es mediante esta chica que nos percatamos de eso, luego de que, entre los dos se empiecen a encontrar emociones, que llevan a que Dorian le confiese que él no es bueno y siente a veces pena por sí mismo, llegando inclusive a querer casarse.
Sin embargo, esta boda, crea una bifurcación ajena también a la obra, que consiste en el rompimiento de la amistad entre los inseparables Lord Henry Button y Dorian. Henry, en su papel de padre protector, hace que vea entonces con malos ojos al joven longevo, por lo que la amistad llega a correr peligro.

Además, es el mismo Henry quien se encarga de la muerte de Dorian Gray del retrato, cuando, a diferencia de la novela, donde es Dorian quien muere al apuñalar el cuadro, Henry encierra al joven Gray y antes de que su hija llegue para salvarlo, incendia la habitación, pudiendo ver la verdadera alma del desdichado antes de que muriese.