«Caicedo es el eslabón perdido
del boom. Y el enemigo número uno de Macondo. No sé hasta qué punto se suicidó
o acaso fue asesinado por García Márquez y la cultura imperante en esos
tiempos. Era mucho menos el rockero que los colombianos quieren, y más un
intelectual. Un nerd súper atormentado. Tenía desequilibrios, angustia de
vivir. No estaba cómodo en la vida. Tenía problemas con mantenerse de pie. Y
tenía que escribir para sobrevivir. Se mató porque vio demasiado»
Alberto Fuguet, sobre
la muerte de Andrés Caicedo.
“Calicalabozo”, es un
libro que recopila quince de los cuentos más famosos del autor Andrés
Caicedo, que escribió durante su corta vida y publicado de manera
póstuma.
El nombre de Andrés Caicedo
quizás resulte desconocido para aquellos que no sean colombianos, puesto que es
de ese tipo de autores que, pese a su calidad literaria, el apogeo de su fama
recae en su país natal, mientras que pasa inadvertido en otros lugares.
Hablar de Andrés Caicedo, es inherentemente
hablar a la vez de Cali, su ciudad de origen y donde se desarrollan cada una de
las historias de este libro. Andrés, es correcto decir que amaba su ciudad, mas
también la criticaba bastante, debido a los problemas sociales que esta
presenta. Y son estos problemas sociales los temas centrales de su obra, al
menos en el caso de esta. Andrés fue una persona muy apesadumbrada en vida,
cargador de numerosas crisis existenciales, en la cual no se sentía bien
viviendo tanto, por el sufrimiento que esto conllevaba para él. Pues según él
“vivir más de 25 años es una insensatez”. Defensor del espíritu adolescente,
creándose en una época de rock and roll, cine, y presentándose el umbral del
“boom latinoamericano”, vivió entre 1951 y 1977, consiguiendo su meta de
fallecer a los 25 años, el mismo día en que se publica su única novela completa:
“¡Qué viva la música!”.
Vemos en estos cuentos, que
fueron escritos entre 1966 y 1974, donde nos topamos con cuentos que se
desarrollando en una atmósfera donde nos topamos con el cine, las relaciones de
pareja, tristezas y sueños, protagonizados sean por hombres, mujeres
heterosexuales u homosexuales.
De entre los quince cuentos de
Calicalabozo, mis favoritos son:
“Infección”, que más que un cuento es una confesión en prosa poética,
donde Caicedo desvela su dolor, tristeza, miseria y odio por aquellos agobios
de la vida, tales como el amor, la amistad, la hipocresía, la imposibilidad y
demás angustias. De segundo, “Los mensajeros”,
que habla sobre el abandono y el olvido en el que ciertas personas han sumido a
Cali, por culpa de la deshumanización y los cambios que se presentan por culpa
de los avances, en donde se ve afectada la cultura. En este cuento hay dos
protagonistas que cuentan la historia en forma pasada, recordando el antaño de
su adolescencia, la cual añoran, mientras esperan a “los mensajeros”. Y de
tercero, pondría “Destinitos fatales”, que es el último cuento de la colección; narra
tres actos diferentes en los cuales, los personajes, en breves palabras,
encuentran destinitos fatales... Ubico a este, lamentándome de no poder poner
también a todos los demás, ya que cada una de las ficciones logró cautivarme y
explorar una nueva narración en la literatura colombiana que, sin duda, me
atrevería a decir, aunque pudiese sonar pedante que, no tiene nada que
envidiarle a García Márquez, quien, igualmente colombiano, logró sobresalir más
que el desdichado Caicedo, quizás por la temprano muerte de este. Sin embargo,
es mejor no caer en comparaciones absurdas e innecesarias entre ambos.
En estos cuentos se tocan temas
inusuales además, como el canibalismo; u otros más comunes como: el crimen; la
desdicha; el placer sexual; la añoranza y el anhelo; contados de una forma
magistral.
El pobre Andrés Caicedo, pese a su
perspectiva de la vida y la zozobra e incomprensión que cargaba consigo, en
pena y soledad, mantuvo un humor admirable, junto a su personalidad y opinión
sobre la existencia y las cosas que ocurrían durante esta. No obstante, por
desgracia, su suicidio victorioso a tan corta edad, le retuvo de alcanzar la
fama que deja ver en Calicalabozo de la que es digna. Aun así, pienso que esto
no le interesa a Andrés Caicedo, en el sentido de que era un escritor que
escribía sin pretensiones y como recurso de desahogo, ya que desde muy pequeño
se empeñó en dejar toda su obra preparada y bien diseñada, como si estuviese
preparando su final. Era alguien preocupado por su obra y por su ciudad, que se
entremezclan a leerle.
Investigando desde hace años
sobre escritores colombianos, me topé con él. Su biografía me inquietó y
mediante esta, pudo sembrar en mí la semilla de la curiosidad, por lo cual
seguí buscando información sobre su vida, su obra, su pensamiento… hasta que
por fin tuve la oportunidad de acercarme a leer uno de sus pocos libros. Y fue
una experiencia grata.
Podrán a algunos no gustarle sus
ideales de vida, o toparlo por anormal o loco; empero, no se puede negar el
valor literario de su obra y es por ello que Calicalabozo es un libro
que recopila cuentos de calidad, creados de forma singular; algo diferente y
que recoge la esencia del autor en sí.
...
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BorrarAmigo de donde es esa frase de Fuguet?
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